COMPORTAMIENTO DEL PEZ ANGEL (Pterophyllum spp.) EN EL ACUARIO.

LUIS FERNANDO CUBILLAS HDEZ.
BIOMUNDO ACUARIO

Uno de los cíclidos más populares en el acuarismo es el Pez Ángel, nombre común de las tres especies del género Pterophyllum , el cual incluye a P. scalare(Liechtentein ,1823), P. dumerilli(Castelnau,1855) y a P. altum(Pellegrin,1903) .Como consecuencia de esta popularidad , desde que fue llevado de Sudamérica para introducirse al mantenimiento en cautiverio en 1911, se ha producido una extensa gama de variedades de color y forma.
Los peces Ángel necesitan acuarios con buena altura (preferentemente de 40 cm o más) y con la mayor cantidad de espacio posible. Es recomendable que en estos acuarios se siembren abundantes plantas de hojas anchas, como por ejemplo las distintas especies del género Echinodorus, conocidas como espadas del Amazonas, las cuales se deben sembrar en grupos de tres ó cuatro plantas para que les puedan proveer de sitios de refugio y permitan el establecimiento de territorios, actividad por demás común en esta especie. Al realizar la siembra debemos tener en cuenta dejar espacio para permitir el libre desplazamiento de estos magníficos peces. El agua debe ser blanda, con una dureza de 6° DH, con un pH máximo de 6.8. En lo que respecta a la temperatura la más recomendable está en el intervalo de los 26° a los 28°C.
La alimentación debe ser basada en mezclas balanceadas de la mejor calidad posible y de una estructura adecuadas a los hábitos y características alimenticias de la especie. Este alimento base debe ser complementado con presas vivas como por ejemplo la pulga de agua (Moina o Daphnia) y larvas de mosquito, previamente desinfectadas.
Los peces del género Pterophyllum son delicados y muy sensibles a las substancias químicas que se adicionan al acuario para tratar las enfermedades, es por esto, que cuando detectemos en nuestro acuario algún pez Ángel con apariencia de enfermedad, antes de aplicar medicamento, es conveniente probar un tratamiento con temperatura, el cual consiste en incrementar la temperatura del acuario a 32° ó 33° C (a esta temperatura debemos ser muy cuidadosos con el abasto de oxígeno ya que a mayor temperatura, menor concentración de este elemento) por un periodo corto de 6 a 10 horas y si hay recuperación, como suele suceder en la mayor parte de los casos, no recurrir a los medicamentos.
Por lo que se refiere al comportamiento del Pez Ángel, es una especie que en estado juvenil se adapta de manera excelente al acuario comunitario, dando un toque muy especial a éste por su forma corporal y el modo de desplazarse de manera suave y elegante. Durante la etapa juvenil podemos disfrutar de cardúmenes de seis o doce ejemplares que imprimirán gran movilidad a nuestro tanque y donde podemos combinarlos con plecos, peces gato, algunas especies de peces tetra de talla media como el pingüino, el emperador, neones y cardenales por citar algunos casos. Incluso algunos autores recomiendan la introducción de estos peces jóvenes a acuarios donde se alojen peces Disco (Symphysodon) recién adquiridos para acelerar su ambientación, ya que la presencia de peces de forma y hábitos alimenticios tan similares los induce a competir por alimentación, siendo esta actividad la más difícil de lograr con Discos recién llegados. Esta compatibilidad puede mantenerse generalmente hasta los seis meses de edad cuando el pez ángel inicia su etapa madura y donde su carácter cambia de manera importante como lo vamos a ver.



Ahora analicemos el comportamiento del pez ángel adulto dentro de un acuario. Cuando deseamos agregar un pez ángel al acuario comunitario y queremos pocos problemas como resultado de esta introducción, lo más recomendable es incluir un solo ejemplar, el cual, generalmente, se adaptará a la convivencia con peces de otras especies. Para conseguir esto, lo más recomendable es introducir a nuestro pez ángel en etapa juvenil para que su crecimiento lo desarrolle en compañía de sus cohabitantes de acuario. Cuando el proceso se realiza de esta manera se dan casos en que individuos de especies que no alcanzan tallas medias y que podrían ser depredados por el pez Ángel en otras situaciones no sufren ataques por parte de estos cíclicos. En lo personal he visto acuarios con Ángeles de tallas de 25 o 30 cm conviviendo con cardúmenes de peces neón sin que éstos sean perseguidos para ser devorados, porque han convivido por largo tiempo. Sin embargo, si en este acuario se coloca a nuevos inquilinos incluso de mayor talla que los existentes, éstos sí son atacados por los Ángeles.
Un pez ángel solitario que ha ocupado por largo tiempo un acuario lo vuelve su territorio y acepta a los individuos que ahí han vivido, pero tendrá una actitud agresiva con aquellos inquilinos nuevos. El resultado de esta agresividad puede ser variable y habrá desde simples persecuciones que llevan a las víctimas a vivir escondidas entre las plantas y la decoración, hasta lesiones de aletas y diversas partes del cuerpo e incluso la muerte de ejemplares. Si éste es nuestro caso aquí tienen una recomendación: antes de colocar en el acuario al nuevo habitante, es necesario cambiar lo más posible, la decoración del tanque, ésto con la finalidad de que para nuestro Ángel éste sea un ambiente nuevo en el cual aún no establece su territorio, y mientras este proceso culmina, se acostumbra a los peces que con él conviven. La aclimatación del nuevo integrante del acuario debe ser normal, como siempre, pero es recomendable que una vez que él ha sido liberado se alimente a los demás peces para que distraigan su atención del recién llegado. De esta manera podemos conseguir que nuestro acuario luzca la presencia del pez Ángel sin que ésto nos represente pérdida de otros ejemplares.
Una alternativa más para combinar esta especie es considerar otras de talla y carácter similares o que naden a buena velocidad para que no sean alcanzados por los Ángeles. Ejemplos de peces que pueden convivir con ángeles adultos son el cíclido bandera, el cíclido durazno o severum, bajo ciertas condiciones específicas, peces Disco. También pez gato pimelodela, especies de plecos, corydoras de talla mediana, gouramis poco agresivos, como el perla o el luz de luna; Tiburones cola roja, arcoiris, pangasio y bala, así como los ya comentados tetras de talla media. No es recomendable la inclusión de barbos a estos acuarios, como el sumatrano en sus distintas variedades o el barbo dorado, ya que son especies muy conocidas por la costumbre de mordisquear las aletas de otros peces y en el caso de los Ángeles esto deteriora mucho su majestuosa presencia y los arriesga a contraer alguna infección en las partes dañadas.
Cuando hemos introducido en nuestro acuario cardúmenes de peces Ángel en estado juvenil, es muy común que se establezca por lo menos una pareja reproductiva, ésto es evidente generalmente cuando los peces alcanzan su estado adulto, aproximadamente a los seis meses de edad, dependiendo de la temperatura promedio a la que vivan. Desde temprana edad los peces que forman pareja se comienzan a aislar de los demás y el constante ir y venir lo realizan uno junto al otro, durante la etapa inmadura no se crea ningún conflicto de compatibilidad con otros peces, notándose la pareja por sus actividades comunes solamente. Sin embargo, a partir del medio año de edad, las cosas comienzan a cambiar. Si en nuestro acuario hay más peces ángel comenzarán los primeros problemas entre ellos por el celo hacia su pareja. Generalmente como consecuencia de esta situación, los ejemplares del mismo sexo comienzan una serie de rituales de intimidación que van de danzas frente a frente en círculos, persecuciones de un lado a otro del acuario o incluso luchas “boca a boca” entre los rivales para establecer jerarquías y territorios. En los casos menos graves lo único que cambia es el espacio donde puede nadar el pez que no pertenece a la pareja y no es molestado a menos que traspase el límite que ya le han definido. Pero hay casos en que el carácter y fortaleza de los contendientes es tan parejo que es necesario retirar al pez intruso para evitar su muerte o la del integrante de la pareja por las serias lesiones que se pueden causar. Hasta este momento los problemas son sólo entre individuos de la misma especie ya que por lo general en esta etapa el territorio no está restringido a peces de especies distintas.
Pero las complicaciones no terminan ahí, ya que una vez que los integrantes de la pareja de Ángeles alcanzan su madurez reproductiva se inicia la fase de cortejo entre ellos. Durante esta etapa el macho inicia una persecución de la hembra y realiza movimientos similares a danzas frente a ella, y si lo acepta esto detona el proceso para la actividad reproductiva.
A partir de este momento la pareja elige una zona del acuario que considera la más adecuada para depositar su desove, éste se puede realizar sobre las paredes del contenedor, sobre las hojas anchas y sanas de una planta natural, sobre las hojas de una planta artificial, o sobre alguna superficie plana de una roca o adorno, he visto desoves de peces Ángel hasta en los tubos de succión de filtros, los cuales deben desconectarse en estos casos para no perder los huevecillos o crías según sea el caso.
Una vez que se ha elegido el lugar para el desove la pareja inicia la limpieza de esta superficie para eliminar partículas sólidas de diversos orígenes o las algas filamentosas que ahí se encuentren. A partir de este momento, los miembros de la pareja no permiten el ingreso de otro pez a esta área sin importar la especie a la que pertenezca, y de ser posible deben ser retirados a otro acuario si su intención es dar la oportunidad a los peces Ángel para criar, porque si no se corre el riesgo de perder nuestros ejemplares( Las condiciones ideales para la reproducción de peces son muy distintas a las de los sistemas de mantenimiento como es el caso que ahora describimos, pero existen parejas que genéticamente poseen las cualidades para superar esta adversidad.
Posteriormente a la limpieza, se inicia la liberación de los óvulos de la hembra, ( los que le dan un aspecto regordete, distinto al aspecto delgado del macho) sobre la superficie preparada e inmediatamente después pasa el macho expulsado su semen para fecundar y entonces ya existen los verdaderos huevos. Observar este proceso de fecundación es todo un espectáculo ya que la pareja se coordina perfectamente y parecen estar en una rueda de la fortuna ya que suben y bajan formando círculos imaginarios. A continuación los padres se turnan en el cuidado del desove y con sus aletas “ventilan” alrededor de él para evitar que hongos y bacterias los infecten por quedar adheridos a ellos en forma de partículas suspendidas en el agua. Generalmente es la hembra la que realiza la mayor parte de este cuidado, ya que el macho más bien está a la expectativa de cualquier intruso al área de crianza. Si este es el caso el macho se enfrentará a cualquier enemigo sin importar su tamaño. Durante el cuidado los huevecillos que no están fecundados son retirados con la boca por los padres para evitar que contaminen a los demás poniendo en riesgo a todo el desove. Para ayudar a los padres es bueno agregar un bactericida y fungicida general, siguiendo las indicaciones del fabricante.



Pasadas entre 48 y 72 horas, según sea la temperatura a la que se encuentren, nacen las crías, pero éstas no nadan hasta que han agotado su reserva vitelina, contenida en un saco corporal desde el momento de su nacimiento. Durante esta fase los padres continúan el proceso de “ventilación”, y además si es necesario los transportan o resguardan en su boca ante la amenaza de algún peligro, por esto si logramos llegar a este nivel en nuestro acuario debemos tratar de molestarles lo menos posible.
Una vez que se inicia la fase nadadora de las crías, los padres en algunos casos, trituran el alimento y producen partículas de tamaño adecuado para ellas, si no es así, entonces se les debe dar alimento especial para crías de peces ovíparos de los que ya existen muy buenas formulaciones en el comercio especializado del ramo.
Si poseemos una pareja que cumpla eficientemente con todos los procedimientos antes descritos, ellos mismos sacarán adelante un buen porcentaje de las crías, pero a esta altura nuestro acuario comunitario ya se ha vuelto un tanque de cría de peces Ángel y sólo es cosa de tiempo para repetir las complicaciones.
En la mayoría de los casos los desoves que se realizan en acuarios comunitarios se pierden por las condiciones de alto riesgo de infección que representan para los huevos. Si esto sucede la pareja casi siempre repite el desove cada quince días, en un nuevo intento de producir progenie. Muchas parejas de Pterophyllum no poseen características de buenos padres ya que la especie se cría más sobre la base de su aspecto físico que a su capacidad de cuidado paternal.
Si no desea perder su acuario comunitario lo más recomendable es que si obtiene una pareja de peces Ángel, mejor los instale en un acuario especial para ellos o que retire únicamente el desove y lo lleve adelante de manera artificial.
En muchos casos, no se forman parejas en los acuarios. Las razones pueden ser que se cuente con ejemplares de un mismo sexo o que simplemente que los de distinto sexo que ahí conviven no son compatibles para la reproducción. En esta situación los problemas de territorialidad son menos intensos o se vuelven intermitentes inducidos por otros factores. Si ese es nuestro caso, lo más recomendable es estar atento a estas situaciones y tomar las medidas necesarias como pueden ser la modificación de la decoración o incluso el retiro del ejemplar involucrado en el problema.
Los Ángeles son peces de gran atractivo, y tomando en cuenta las consideraciones sobre su conducta, son una gran satisfacción para el acuarista que los elige.
¡ HASTA LA PROXIMA !